Para los profesionales bilingües que quieran manejar el síndrome del impostor

Es posible que experimentes el “síndrome del impostor” cómo esa creencia o sensación en el cuerpo que no mereces el éxito en tu vida, y que este no te pertenece   En mi caso, al comienzo de mi carrera, a menudo sentía que mi gerente me hacía algún tipo de favor al contratarme.  Nunca creí completamente que merecía estar donde estaba. “La evidencia en mi contra “ era ser una joven novata y lo más importante una emigrante recién llegada con un fuerte acento español en un país de lengua inglesa.

Trabajando con personas más experimentadas que yo (en algunos casos + 20 años), a menudo me sentía agradecida y muy tonta al mismo tiempo.  Tratando de ponerme al día con todo y  siempre pensando que me faltaba algo más por hacer. Alimentando, sin darme cuenta, esa sensación de que alguien se equivocó al contratarme.

En su momento no lograba entender lo obvio. Era normal que mis colegas con +20 años de experiencia tuvieran más destreza que yo en  ese momento, conocimiento que se adquiere con el tiempo. Finalmente logré cultivar nuevas habilidades y cerrar las brechas de conocimiento y destreza. 

Acerca de hablar inglés como segundo idioma,  era  el alimento preferido del “Síndrome del Impostor” para hacerme sentir como un fraude. Quiero aclarar que tengo la suerte de trabajar rodeada de gente maravillosa, de mente abierta y paciente. Toronto es una ciudad donde + 50% de sus residentes nacieron fuera de Canadá. Pero los desafíos diarios para comunicarme en inglés afectaron mi confianza.

Crecí en un pueblo pequeño y humilde en Venezuela. Todos a mi alrededor hablaban español. Siendo muy analítica y práctica por naturaleza, nunca entendí por qué era necesario que hablara inglés. 

En el pasado (hace 10 años), mi creencias limitantes eran: 

“Aprender inglés no es necesario para mí”

“Aprender inglés era para los niños privilegiados, aquellos que viajaban al extranjero todos los años a los campamentos de verano en inglés” 

“Aprender inglés no era para mí, ya que no planeaba,  ni soñaba vivir fuera de Venezuela. Viajar al extranjero parecía imposible para mi la versión más joven de mi” 

Y avanzando rápidamente hacia el futuro, allí estaba yo durante mi primer año como recién llegada, trabajando hasta tarde en mi proyecto en mi nuevo trabajo en Canadá. En algún momento me encontré con la tarea de deletrear una serie de siglas a mi colega. ¡Pesadilla! La ortografía en inglés es lo más desafiante, incluso hoy. Para mi horror, el siguiente lote de palabras para deletrear incluía series de las letras V y B.  Si no comprendes mi preocupación, déjame explicarme. En mi español “venezolano” nativo, los sonidos de las letras V y la letra B son los mismos. Hasta el punto de que cuando los niños aprenden a deletrear, llaman a la letra B “B grande” y la letra V ” V pequeña”. 

Dado que su sonido es el mismo, utilizan el adjetivo grande y pequeño para diferenciar estas consonantes. Pero, por supuesto, no es  así como se escribe ni se pronuncia en inglés.  Para los angloparlantes, el sonido de V y B es diferente. Entonces, pueden imaginarse la cara de confusión de mi colega cuando comencé a deletrear como V pequeña, B grande, etc.  Cuando me di cuenta de mis lagunas ortográficas, me sentí como un fraude total, decepcionada de mí misma.

Sin embargo, hoy toda esa confusión de deletreo y pronunciación me parece muy graciosa y divertida.  Con el paso del tiempo, mucho trabajo, con el apoyo recibido de mi comunidad aprendí a relajarme. 

Un ejemplo de mi nueva actitud ocurrió el otro día cuando le estaba explicando a un colega que hice kayaking (un deporte acuático) durante el fin de semana. Con mi acento español, pronuncie mal la palabra ka-ya-king y él entendió que estaba diciendo car-jac-king. La palabra Car Jacking (que significa robar carros). Esa palabra no estaba en mi vocabulario, así que no entendía lo que estaba pasando. Después de un momento de confusión, todo se aclaró. 

Nuestro intercambio acerca de los deportes acuáticos fue gracioso. Pero la mejor parte para mí fue que no me sentí avergonzada, ni me cuestioné si era digno o no de mi cargo actual. Me lo tomé con humor y me felicité por haber dicho adiós al *síndrome del impostor *

Me tomó mucho tiempo replantearme cómo entendía los desafíos diarios de mi vida. Eventualmente, los problemas pasaron de ser oportunidades para demostrar que yo era un fraude (síndrome del impostor) a oportunidades de aprendizaje y humor (mentalidad de crecimiento).

Hoy comparto mis lecciones aprendidas que me ayudaron a manejar el Síndrome del Impostor. Todavía práctico la mayoría de estas ideas, ya que es importante mantenerlas para una relación más saludable con la vida.

1)  Encontrar apoyo en tu comunidad: No puedo enfatizar  lo importante que es tener gente que te anime cuando te sientes mal. Este podría ser un amigo en el trabajo, tu pareja, tu mamá, etc. Pero tener ese apoyo de compañeros donde puedes ser vulnerable y compartir de manera segura tus dificultades es muy importante.

2)  Apoyar a los demás: “El síndrome del impostor” puede estar presente en diferentes ámbitos de la vida. Si alguna vez ves a alguien dudando de ser suficientemente bueno (para trabajar, cocinar, ser padre, viajar, ganar dinero, etc.), dale palabras de aliento. Y si de verdad crees que están haciendo un buen trabajo, ¡dilo en voz alta! Todos necesitamos que se nos recuerde que agregamos valor a los demás.

3)  Continúa aprendiendo: Es lo que más amo hacer. Me describo como amante de los cursos y apasionada por aprender. La educación ha sido un  regalo que me permitió progresar en mi vida y apoyar a mi familia y comunidad. Cuando aprendemos y practicamos cosas nuevas, ganamos confianza y, a la larga, eso se refleja en nuestro desempeño.

4) Sé amable contigo mismo: la autocrítica es dolorosa y consume energía. Un mejor uso de tu energía es darte palabras amables en el momento de las dificultades. De esa forma te convertirás en tu mejor amigo. Puedes usar un lenguaje como: “este es un momento difícil, pero se que pasara y estaré bien”

5) NECESITAMOS TU TALENTO en su máxima expresión: cómo lo veo tener el “síndrome del impostor” es la señal de que eres una buena persona. Reflejo de una actitud mente abierta sin miedo de aceptar que tienes cosas que aprender y espacios para mejorar. La humildad y el respeto por los demás son grandes valores y caracterizan a los mejores líderes. ¡Por eso te necesitamos! Nuestra sociedad necesita tus talentos y dones al máximo, no permitas que el” síndrome del impostor” disminuya el valor que puedes agregar.

Si tienes más ideas sobre cómo manejar el “síndrome del impostor”, ¡compártelas!

Finalmente, siéntete libre de contactarte conmigo, compartir experiencias, aprendizaje e ideas. 

Saludos,

Aracelys Sunico

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